Detrás de las paredes del templo los fantasmas miran el cielo. El polvo lo cubre todo con una fina capa de olvido y el tiempo manchó todos los estandartes con el color de la sangre.
Una nueva muralla envuelve China y tanto la protege de las huestes del pasado como de la eternidad. Todos pueden tener ahora un hijo varón que no será jamás emperador.
Algunas mañanas el sol se pasea sobre el imperio iluminando sus ruinas y el aliento de un dragón exhausto flota en el aire y hace danzar apenas las cortinas del viejo templo
“Entro en la oficina como cualquier día. A medida que los miro los malditos chinos se ven afectados por una notoria inconsistencia.
Una china se derrite sobre su asiento, otro ahí mismo donde está parado. Uno a uno se convierten en miserables charcos de chínica viscosidad. Al final desaparecen de las superficies sucias dejando apenas vestigios, restos apersonales de su paso por la Tierra. Me embebo en la plácida calma y me marcho tranquilo, corriendo con el pie las abandonadas pertenencias a mi paso.
Tus manos de grasa milenaria tu mujer perdida en la inmensidad de la nada.
Los vecinos quieren incendiar tu casa. No importa tu mercadito permanecerá abierto pase lo que pase.
Góndolas atiborradas de fideos y galletitas heladeras rigurosamente vigiladas.
Siempre estás ahí vigilando el paso del tiempo tu ropa está ahí siempre el mismo traje azul de colores gastados en oriente.
Se ve que en tu China natal nadie te extraña ninguna hermanita estudiosa te escribe cartas.
Te pido aceitunas Te pido morrones Te pido unas pilas para mi walkman Te pido un vino de 5 pesos.
Pero mi voz tarda en llegar a tu mente sentada en una calle sucia escupiendo en el suelo entre miles de chinos con sus ropas de marcianos mirando los carteles de colores fumando y tomando porquerías vigilando el paso del tiempo.
En uno de los dormitorios de un departamento alquilado por el término de un mes se filma una película condicionada en California
Ya casi todo a llegado a su final pero existe la posibilidad de una última escena Uno de los productores a conseguido algo especial
Totalmente pasados de trabajo y de otras cosas imaginan que acaban de tener una idea genial Metámosla al final aunque no tenga nada que ver metámosla al final como un bonus track
Li Wong es (además de china) flaquísima y putísima Sus tetitas son mínimas y se le notan las costillas Tiene la cara larga la nariz aplastada y en sus ojos no se puede ver nada
En la película no se sabe si es china parece más vietnamita y no llega a decir ni una palabra apenas unos pocos gemidos inexpresivos que podrían sugerir un “dejame” dejame dejame o talvez dame más o ayudenmé o cojanmé, así los dos a la vez o nunca te veré cara a cara Parece una muñeca en manos equivocadas maltratada y su melenita negra malcortada combina con el papel en la pared desteñido y con la cucaracha que no se ve paralizada por tanto traqueteo debajo de la cama
Las luces tan cercanas y el sol de la costa oeste que arde detrás de la persiana sofocan el ambiente mientras Li Wong es continuamente penetrada sin ninguna explicación Y nuestros muchachos cierran los ojos y sueñan que acaban
Unos años después en otra habitación nada californiana alguien como podríamos ser si ya no creyéramos en nada mira la película otra vez y otra vez y otra vez hasta casi memorizarla
Se toca retorciendo los pies en las sábanas sucias Y cree y no cree en lo que ve en esos ojos pero estira la mano igual hacia el televisor para tocarla
Li Wong mi pequeña muñequita maltratada te rescataré para salvarnos y al final estaremos juntos
Hace poco me enteré, y me dije: “Pero que estúpido que soy. ¿Cómo puede ser que no me haya dado cuenta?” Las rejas de los supermercados chinos están pintadas de dos colores: Celeste para los de “La Organización”, dueña en parte o totalmente de lo que pasa tras esas rejas, y de alguna forma del destino de los que ponen el cuerpo y la cara, de los que trabajan ahí, casi todos llegados de la China Continental y Comunista. Y Verde, para todos los otros, para los diferentes de los diferentes, que en su mayoría vienen de Taiwán, que cincuenta años después, sigue siendo para China, la provincia disidente.
Será que me mareo de este lado del mundo o será el alcance gigante de la organización Será el sol que no alcanza a tocarme o seré yo que no me adapto será que todo lo que fui alguna vez ya murió o será que no hay ninguna otra opción que estas rejas celestes
Cuando no pasa nada nunca la gente entra y sale y yo no puedo ir a ningún lado pienso que algo va a pasar de un momento a otro y todo va a cambiar de una vez y para siempre hasta el color de estas rejas celestes
Pero esa voz que está cada vez más cerca repite y repite en mi cabeza Nunca tus rejas serán verdes ni aún habiendo cruzado todo el mundo podrás atravesar las trescientas millas las cuatro cuadras a la provincia rebelde
El tiempo pasa no se hacia donde y yo sigo aquí de donde nunca me fui detrás de las rejas celestes